Cómo Harvey Weinstein casi arruina El Señor de los Anillos

Cómo Harvey Weinstein casi arruina El Señor de los Anillos

Antes de que El Señor de los Anillos se convirtiera en una de las trilogías más exitosas del cine, su existencia estuvo peligrosamente cerca de naufragar. Todo comenzó en 1995, cuando Peter Jackson y Fran Walsh firmaron un acuerdo de primera opción con Miramax, la productora liderada por Harvey Weinstein. Ese pacto daría lugar a una de las batallas más tensas de la industria cinematográfica.

Lo que pocos saben es que la historia de la Tierra Media en el cine estuvo a punto de ser una versión simplificada y superficial, muy lejos del universo complejo y detallado creado por J.R.R. Tolkien. De no haber mediado una serie de decisiones claves, el resultado habría sido desastroso.

Miramax, Tolkien y una visión muy distinta

En 1997, Jackson propuso adaptar la obra de Tolkien en dos películas. Miramax aceptó financiar el desarrollo inicial, invirtiendo alrededor de 12 millones de dólares en guiones, diseño de producción y efectos visuales. El equipo de WETA Workshop comenzó a trabajar en arte conceptual, escenarios y criaturas.

Pero la tensión comenzó cuando Disney, dueña de Miramax, expresó dudas sobre financiar un proyecto de tal magnitud. La compañía no estaba dispuesta a asumir el riesgo financiero de una saga de fantasía con un presupuesto tan elevado y sin garantías de retorno inmediato.

La respuesta de Weinstein fue tajante: "hazlo en una sola película de dos horas o te reemplazamos". Peter Jackson propuso una alternativa de cuatro horas para mantener la fidelidad al texto, pero fue rechazada. Weinstein quería una adaptación rápida, simple y comercial.

El enfoque empresarial contrastaba directamente con la visión artística de Jackson. Mientras el director buscaba respetar el legado literario de Tolkien, Weinstein buscaba un producto con máxima rentabilidad a corto plazo. Este conflicto marcaría toda la etapa de desarrollo.

Cambios que hubieran arruinado la historia

Las exigencias de Weinstein eran drásticas:

  • Fusionar Rohan y Gondor en un solo reino para reducir personajes y localizaciones
  • Eliminar a Saruman por completo, descartando su arco argumental
  • Suprimir la batalla del Abismo de Helm, una de las más icónicas de la saga
  • Recortar Rivendel y Moria, dos de los escenarios clave de la narrativa
  • Eliminar la escena del Balrog, pieza central del desarrollo de Gandalf

Cada uno de estos cambios alteraba profundamente la estructura de la historia. Reducir a Tolkien a un resumen de dos horas era atentar contra su esencia. El riesgo de convertir una epopeya en una caricatura era altísimo.

Las amenazas: Tarantino al rescate

Cuando Jackson y Walsh se negaron, Weinstein les dio dos semanas para encontrar otro estudio que adquiriera el proyecto y reembolsara la inversión hecha. De no lograrlo, sería reemplazado. Entre los nombres que propuso como posibles sustitutos estaba Quentin Tarantino.

La propuesta no era una simple estrategia. Fue percibida por Jackson como una amenaza real: Weinstein tenía el poder contractual para ejecutar el cambio. A nivel creativo, hubiera sido un giro radical hacia un tono más violento y estilizado, ajeno a la obra original.

Este movimiento, que Fran Walsh describió como "una extorsión", era prácticamente una condena. Pero sucedió lo inesperado. El equipo de Jackson, en tiempo récord, comenzó a contactar estudios en EE.UU. y Reino Unido buscando apoyo.

New Line y el giro del destino

Jackson llevó el proyecto a New Line Cinema, donde Bob Shaye escuchó el pitch. Su respuesta fue histórica: "¿Por qué dos películas? Esto debería ser una trilogía". New Line compró los derechos en 1998, invirtió cerca de 270 millones de dólares y dio luz verde a las tres entregas.

Shaye entendió que Tolkien había dividido su obra en tres libros y que el potencial comercial y artístico justificaba la apuesta. Esta decisión permitió rodar las tres películas simultáneamente en Nueva Zelanda, un hito logístico sin precedentes.

El nombre de Weinstein en los créditos

A pesar de haber sido descartado, Miramax retuvo parte de los derechos y beneficios. Por eso, Harvey y Bob Weinstein aparecen en los créditos de "La Comunidad del Anillo" como productores ejecutivos, aunque no participaron en la versión final.

El acuerdo incluía un porcentaje de las ganancias, estimado en más de 5%, además de derechos de merchandising. Fue una forma de compensar la inversión inicial y cerrar el conflicto sin litigios.

La venganza en forma de orco

Elijah Wood reveló en 2021 que uno de los orcos fue diseñado con las facciones de Harvey Weinstein como inspiración. Aunque nunca se identificó oficialmente, se especula que fue el capataz orco que aparece en El Retorno del Rey, versión extendida.

El diseño fue una forma de "venganza creativa" del equipo de maquillaje de WETA, como burla al productor que casi sabotea la película. Esta anécdota se convirtió en un mito popular entre los fans.

Ashley Judd, Mira Sorvino y el casting sabotaje

Jackson también denunció que durante el casting, Miramax le advirtió contra contratar a Ashley Judd y Mira Sorvino. Años después, ambas actrices denunciaron a Weinstein por acoso sexual y afirmaron que sus carreras fueron saboteadas por rechazarlo.

Jackson declaró que se sintió manipulado y lamentó no haber conocido la verdad en ese momento. El caso reforzó la imagen de Weinstein como un operador abusivo incluso en las decisiones de reparto.

Una trilogía salvada por la resistencia

La Comunidad del Anillo se estrenó en 2001 y la trilogía completa recaudó cerca de 3.000 millones de dólares. Jackson no solo conservó su visión, sino que la llevó a lo más alto del cine.

El proyecto recibió 17 premios Oscar y marcó una era en el cine de fantasía. El éxito no solo validó la elección de New Line, sino que demostró el poder de la fidelidad narrativa.

Lecciones de una batalla fuera de la pantalla

La historia de Weinstein y El Señor de los Anillos es más que un escándalo. Es un ejemplo de cómo la visón artística y la integridad pueden sobrevivir a la presión corporativa. También es un recordatorio de que el poder, cuando se abusa, siempre encuentra su espejo deformado.

En este caso, un orco con su cara. Que el arte se imponga al abuso es una victoria que merece recordarse.


Fuentes:

  1. Ian Nathan, Anything You Can Imagine: Peter Jackson and the Making of Middle-earth, 2018
  2. The Guardian, "Elijah Wood: orco de El Señor de los Anillos fue diseñado como Harvey Weinstein", 5 oct 2021
  3. Time Magazine, "Peter Jackson Says Weinstein Blacklisted Ashley Judd and Mira Sorvino", 15 dic 2017
  4. Wikipedia, "Production of The Lord of the Rings film series", 2024

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