La muerte de los Elfos y de los Hombres, ¿es la misma?

La muerte es parte fundamental de la obra de J.R.R. Tolkien. Pero para el profesor, la muerte tiene un significado mucho más profundo que el del simple hecho de dejar de existir.

Y por eso la muerte afecta de formas distintas a las distintas razas que viven en la Tierra Media. De forma especial a los hombres y a los elfos.

Veamos cómo es para cada uno de ellos.

Los elfos y su “inmortalidad”

Tolkien describe que los Hijos de Ilúvatar (Elfos y Hombres) están formados por dos partes:

• Fëa: el alma o el espíritu
• Hröa: el cuerpo

Así: un fëa es impotente sin su hröa, y un hróa muere sin su fëa.

La particularidad de los elfos es que todos, dentro de la Tierra Media, y muchos de nosotros, pensamos que son inmortales, a excepción de una muerte violenta. Pero no es así.

Los elfos están “atados” a Arda: mientras Arda exista, ellos vivirán, y no la pueden abandonar. Su vida es excepcionalmente larga, pero no es infinita, solo lo es la de Ilúvatar.

Mueren, como dije antes, por actos violentos, pero también cuando el elfo sufre tristeza, hastío, pena, etc. La misma Arwen murió de esa forma.

Aclaro aquí una cosa: todos los cuerpos mueren en Arda, incluso los Valar (siempre y cuando estén encarnados): Morgoth, Sauron, Gandalf.

La muerte es la misma.

Y todos son mortales, incluso los elfos.

La diferencia comienza aquí: cuando un elfo muere, su fëa era convocado a la Estación de Mandos, donde recibirían un juicio. Pero aún tenían voluntad y podían permanecer allí o volver de nuevo a la Tierra Media.

Aquí no sé decirte bien, porque no soy experto, pero Tolkien en cartas más allá de 1960 abandona la idea de la reencarnación de los elfos.

Una vez en la Estación, Mandos podía negarle (luego de que el Elfo lo pidiese), volver a la Tierra Media,o permanecer allí “hasta nuevo aviso”.

El destino de todas las almas de los elfos es un misterio incluso para los Valar.

El único elfo que Tolkien narró que volviese a la vida fue Glorfindel, y al único que no se le permitió abandonar Mandos fue a Fëanor.

Los elfos temían a la muerte como cualquier ser vivo y a un juicio que podía ser negativo.

Los hombres y el “don de Ilúvatar”

La muerte le fue dada a los hombres, por Ilúvatar, como un regalo, como un don.

Y no era más que liberar a los hombres del destino de Arda. Si el elfo estaba ligado a la existencia de Arda, el hombre no.

Los hombres, por tanto, vivían libremente por toda la Tierra Media y los Elfos cuidaban mucho de ésta, pues si el mundo se acababa, se terminaba su propia existencia.

Es como si el hombre visitase temporalmente la Tierra Media mientras el Elfo era su habitante.

El fëa de los hombres no permanecía en Mandos, sino que tenía una breve comparecencia ante él y se marchaban.

Por eso en la obra se dice que el destino de los hombres y los elfos están divididos, no tanto por la mortalidad de unos y la inmortalidad de los otros.

Al principio, los hombres tomaron ésto como un regalo divino y lo aceptaban con amor y paz, pero, cómo no, Morgoth ensombreció el regalo y logró que los hombres viesen la muerte como algo sombrío y comenzaron a envidiar la “inmortalidad” de los elfos.

Llegó a convencer a la gente de Númenor de que adorándole (a Morgoth) podrían escapar al terrible destino de la muerte.

Así, el rey Ar-Pharazôn, partió con una gran flota rumbo a las Tierras Imperecederas para robarle la inmortalidad a los Valar, creyendo que ellos guardaban el secreto de la vida eterna.

Solo encontró aquello por lo que huía: Númenor fue destruida, junto con sus habitantes.

Desde entonces, solo los hombres más sabios veían la muerte como lo que es: un don de Ilúvatar, siendo Aragorn uno de ellos, aceptándola con alegría y agradecimiento luego de una vida con Arwen y su familia.