La creación de los rohirrim en El señor de los anillos no solo es una obra de imaginación, sino también una demostración del rigor filológico, literario e histórico de J.R.R. Tolkien. Este pueblo, que ocupa un lugar crucial en la narrativa de la Tierra Media, fue desarrollado a lo largo de múltiples borradores y evolucionó gracias a las influencias académicas, mitológicas y personales del autor.
Detrás de los rohirrim hay un fascinante proceso creativo que muestra las inspiraciones de Tolkien, las dificultades que enfrentó y los cambios que realizó en su diseño original. En este análisis, exploraremos las raíces culturales, los desafíos narrativos, las contradicciones que surgieron y cómo los rohirrim se convirtieron en una pieza clave del legendarium.
Inspiración en las lenguas antiguas
Para Tolkien, las lenguas no eran simplemente un accesorio para sus mundos ficticios; eran el corazón de la creación cultural. Los rohirrim están profundamente ligados al inglés antiguo (anglosajón), una lengua que Tolkien enseñó y amaba.
Según explicó en sus cartas, utilizó esta lengua como sustituto de la lengua nativa de los rohirrim en la Tierra Media, queriendo evocar en los lectores la misma sensación de antigüedad y autenticidad que el inglés antiguo evoca para los hablantes modernos【1】.
Nombres como Théoden (que significa “rey” en anglosajón), Éowyn y Éomer no solo son ejemplos de esta elección lingüística, sino que también reflejan los valores jerárquicos y heroicos de este pueblo.
En el contexto narrativo, el uso del inglés antiguo vincula a los rohirrim con un pasado heroico y los separa culturalmente de Gondor, que se presenta como una sociedad más avanzada, con influencias del latín【2】【3】.
Más allá de las palabras, Tolkien usó esta lengua para dar forma a la cultura de los rohirrim.
Por ejemplo, su estructura social, basada en lealtades al rey y una conexión fuerte con sus caballos, refleja los ideales anglosajones de comunidad y heroísmo descritos en textos como Beowulf.
En este sentido, Rohan no es solo una creación ficticia, sino una reinterpretación viva de las culturas germánicas que Tolkien admiraba profundamente【4】.
Pero esta elección lingüística iba más allá de lo estético. Al asignarles el anglosajón, Tolkien conectó a los rohirrim con un ethos heroico que se refleja tanto en su resistencia en tiempos de adversidad como en su estilo de vida sencillo, en contraste con la decadencia urbana que percibía en Gondor.
Esta tensión entre lo rural y lo urbano es un tema recurrente en las cartas del autor, especialmente en su reflexión sobre los valores perdidos en la modernidad【5】.
Tolkien también aprovechó su experiencia como profesor para enriquecer esta lengua con matices culturales. Por ejemplo, los títulos reales, como “Théoden”, no solo refuerzan el carácter heroico del pueblo, sino que también construyen una narrativa implícita de legitimidad y continuidad dinástica.
Este enfoque demuestra cómo Tolkien veía las lenguas como herramientas para construir mundos coherentes【6】【7】.
Evolución a través de los borradores
Los rohirrim no surgieron completamente formados en la mente de Tolkien. En los primeros borradores recopilados por Christopher Tolkien en El retorno de la sombra, el pueblo de Rohan aparecía como un grupo genérico aliado de Gondor, sin una identidad cultural definida.
Fue solo en las etapas posteriores de desarrollo que Tolkien comenzó a moldearlos como una cultura única, profundamente conectada con sus caballos y con una mitología propia【5】.
En una de las primeras versiones de El señor de los anillos, Théoden no tenía el protagonismo que adquiere en la versión final. Incluso la famosa carga de los rohirrim en los Campos de Pelennor era inicialmente un evento menor, sin el peso épico que tiene en el texto definitivo.
Estos cambios reflejan cómo Tolkien ajustaba constantemente su narrativa para profundizar en los personajes y darle mayor coherencia a su mundo【6】.
Otra evolución significativa fue la conexión histórica entre Rohan y Gondor. En los borradores iniciales, esta relación era más superficial, pero Tolkien la enriqueció al detallar cómo los éothéod, ancestros de los rohirrim, emigraron desde el norte y fueron recompensados con las tierras de Calenardhon tras ayudar a Gondor en una guerra contra los balchoth.
Este trasfondo no solo añade profundidad, sino que también refuerza el tema de las alianzas entre pueblos en la lucha contra el mal【7】.
Este proceso de refinamiento también incluyó el diseño geográfico de Rohan. Originalmente, Tolkien describió las tierras de Rohan como meras llanuras, pero en borradores posteriores desarrolló una topografía más compleja, con regiones montañosas y ciudades fortificadas como Edoras y Dunharrow.
Este nivel de detalle ayudó a establecer a Rohan como un lugar vibrante y real dentro de la narrativa【8】【9】.
Tolkien enfrentó dificultades al integrar a los rohirrim en el arco general de la historia.
Por ejemplo, los borradores muestran que inicialmente dudaba sobre cómo equilibrar la lealtad de Rohan a Gondor con su autonomía cultural. Este conflicto se resolvió al introducir la figura de Théoden como un rey dividido entre el deber y la desesperación, una complejidad que enriqueció su papel narrativo【10】【11】.
Influencias personales y académicas
El trasfondo académico de Tolkien como filólogo y su experiencia personal en la Primera Guerra Mundial jugaron un papel crucial en la creación de los rohirrim.
Su amor por las lenguas antiguas y las culturas germánicas le permitió construir una sociedad que resonara con los valores heroicos de textos como Beowulf y las sagas nórdicas. La estructura social de Rohan, con su énfasis en la lealtad y el honor, refleja estas influencias literarias【8】【9】.
Además, su experiencia en la guerra dejó una marca emocional en la narrativa. La carga de los rohirrim en los Campos de Pelennor puede interpretarse como una reminiscencia de los actos heroicos que Tolkien presenció en el Somme.
Esta escena, cargada de heroísmo y tragedia, refleja no solo la valentía de los soldados, sino también la inevitabilidad de la pérdida en tiempos de conflicto【10】.
Contradicciones y desafíos narrativos
Tolkien enfrentó varios desafíos al desarrollar a los rohirrim. Uno de los principales fue encontrar un equilibrio entre la autenticidad histórica y las necesidades de su narrativa.
Aunque basó a los rohirrim en los anglosajones, no quería que fueran una copia directa. Por eso añadió elementos únicos, como su estrecha relación con los caballos, para darles una identidad distintiva en la Tierra Media【11】【12】.
Otra contradicción notable es cómo los rohirrim son presentados como un pueblo “simple” en comparación con Gondor, que se describe como más avanzado.
Esto llevó a algunos críticos a interpretar a los rohirrim como una idealización de lo rural frente a lo urbano. Sin embargo, en la carta 211, Tolkien defendió que la simplicidad de los rohirrim no era una señal de inferioridad, sino un reflejo de una pureza cultural que Gondor había perdido debido a su decadencia【13】.
El simbolismo de los caballos en Rohan
Los caballos no son solo un elemento práctico en la cultura de Rohan; son un símbolo de identidad y poder.
Desde Shadowfax, el majestuoso corcel de Gandalf, hasta los caballos personales de Éomer y Théoden, estas criaturas representan la conexión de los rohirrim con la naturaleza y su destreza en la batalla.
Tolkien dedicó especial atención a describir cómo los rohirrim valoraban y cuidaban a sus caballos, resaltando una relación de respeto mutuo que era fundamental para su cultura【14】【15】.
Conclusión
La creación de los rohirrim es un ejemplo brillante del talento de Tolkien para combinar influencias académicas, mitológicas y personales en una narrativa coherente y rica.
A través de múltiples borradores y revisiones, logró dar forma a un pueblo que no solo es esencial para la historia de El señor de los anillos, sino que también encarna muchos de los ideales que él valoraba profundamente.
Referencias al material utilizado para redactar en éste artículo:
1. Carta 131, 1951, a Milton Waldman (The Letters of J.R.R. Tolkien).
2. Carta 144, 1953, a Naomi Mitchison (The Letters of J.R.R. Tolkien).
3. Carta 211, 1958, a Rhona Beare (The Letters of J.R.R. Tolkien).
4. Beowulf: The Monsters and the Critics, J.R.R. Tolkien, 1936.
5. El camino a la Tierra Media, Tom Shippey, 1982.
6. J.R.R. Tolkien: Autor del siglo, Tom A. Shippey, 2000.
7. Tolkien y la gran guerra, John Garth, 2003.
8. Atlas de la Tierra Media, Karen Wynn Fonstad, 1991.
9. El retorno de la sombra, Christopher Tolkien, 1988.
10. Carta 186, 1956, a Rayner Unwin (The Letters of J.R.R. Tolkien).
11. Carta 210, 1958, a Allen & Unwin (The Letters of J.R.R. Tolkien).
12. The Inklings, Humphrey Carpenter, 1978.
13. Tolkien: Mitopoeia y mitología, Eduardo Segura, 2008.
14. Las sagas germánicas y Tolkien, ensayo académico.
15. Los pueblos de la Tierra Media, Christopher Tolkien, 199